Supervivientes y familiares de implicados en el incidente entre una lancha rápida y guardafronteras cubanos en Bahía Honda, ofrecieron declaraciones al canal América TeVé.
José García, radicado en Estados Unidos y padre de Yerandy García Meizoso, una de las víctimas mortales del hundimiento de la embarcación, expresó: “La lancha tiene una sola salida y parece que ya estaba la información sobre su salida, y los esperaron y les reventaron los tres motores. Se alejó la lancha un poco y viró y la partió por la mitad, la hizo dos pedazos. Le pasó por arriba a todo el mundo, inclusive, el médico de Bahía Honda le dijo a la hermana de mi chamaco, que los había matado instantáneamente”.
“Mi hijo era un muchacho de 27 años, con ganas de vivir y de buscar un futuro mejor, pescador submarino, buzo, y quería venir para este país (Estados Unidos). Le dije ‘este país es duro, porque hay que trabajar y muchas personas en Cuba no quieren trabajar’, y me dijo ‘papi, yo hago lo que sea’, y eso era lo que quería, venir para acá y tener un futuro, tener libertad que no la tienen en Cuba, ni la van a tener jamás mientras exista la dictadura cubana”, añadió el hombre.
De igual manera, desmintió lo afirmado por el régimen cubano sobre el tráfico de personas: “Esta lancha no era ningún tráfico humano. Esta fue a recoger a la familia García y Meizoso. Que empiecen a dar nombres y apellidos para que vean que la mentira tiene patas cortas y la verdad la alcanza. La lancha fue a recoger a una familia y a tres o cuatro amistades que trabajan para el tío de mi chamaco, pero no es ninguna lancha que se pagó”.
También aseguró que no hubo accidente, que todo fue intencional: “Ellos (la dictadura) tienen secuestrada la verdad y así la van a tener de por vida, hasta que un día quiera Dios, dejen de hacer daño. (…) Todo fue un abuso, lo que están dando en las informaciones es una mentira”.
Por su parte, una joven embarazada que formó parte del grupo, contó: “Los guardafronteras de Cuba nos atacaron por detrás y neutralizaron los motores. Inmediatamente nos atacaron por el lado, dijeron que nos iban a partir al medio y así mismo fue. Nos fueron arriba con todo, a matarnos. Ellos no tuvieron compasión ninguna con nosotros”.
“Después de ese suceso, caímos todos al agua y todo el mundo empezó a gritar ‘la embarazada, hay una niña desaparecida’, y ellos no hicieron nada. Nos gritaban que quién nos había mandado a montarnos en la lancha, que por qué no habíamos pensado las cosas antes de hacerlas”, agregó.
Yuneika González Pino, abuela de la niña Elisabeth que falleció en el incidente, señaló: “La familia está destruida, esto no lo puedo explicar, todo el mundo está tirado en el piso. Esto es lo más grande de la vida, ahora mismo mi hija está bajo los efectos del sedante. Esto es difícil para superarlo. Ella todavía está en shock, porque de la manera en que vio y escuchó las cosas, y al ver con la frialdad que tratan la muerte de tantas personas inocentes, que sólo querían reunirse con sus familiares afuera y tener una mejor vida”.
La mujer denunció que, a pesar del sufrimiento, los esbirros de la policía sometieron a las víctimas a interrogatorio: “Estamos atosigados todo el tiempo, incluso ahora mismo mis teléfonos pueden ser que estén rastreados. Es una persecución, aun así, con el dolor de las familias no respetaron eso. Yo salí con mi hija del Hospital Calixto García y nos trasladaron con policías hasta el Técnico de Artemisa”.
Uno de los supervivientes de la tragedia relató: “No tuvieron escrúpulos, esa fue la cosa más triste de la vida que le pudieron hacer a esas personas. No había necesidad de hacerlo, porque estábamos parados en el lugar, y nos partieron la lancha al medio, fue gritado por uno de los guardacostas que lo dijo así mismo. Nosotros mismos fuimos rescatando a las personas y empezamos a subirnos poco a poco, porque ellos ni nos ayudaron”.