El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el pasado martes visitó una fábrica de mascarillas en Phoenix, Arizona y curiosamente se negó a llevar este implemento que ayuda a prevenir contagios.
Incluso antes de llegar a la fábrica el presidente norteamericano reconoció que estaba valorando si se colocaba o no la mascarilla, pues para él era un accesorio bastante molesto que le impedía dirigirse a la nación.
“No, no lo he decidido porque no sé si es un entorno de llevar máscara, si lo es, ciertamente lo haría. Lo sabré cuando llegue allí. Pero me la pondría. Si es un entorno de máscara, no tendría ningún problema. Si se supone que debo pronunciar un discurso, me dirán ustedes: ¿debería dejarme la máscara puesta cuando hablo? No lo sé. Simplemente, no suena bien. Pero si es un entorno de máscara, ciertamente usaría una máscara”, expresó en la base aérea de Andrews en Maryland.
Lo curioso es que en la fábrica Honeywell, había numerosos carteles que alertaban la obligatoriedad de utilizar mascarillas en el recinto, sin embargo, el mandatario solamente se colocó unas gafas protectoras y así llevo a cabo su visita.
Pero la polémica con el uso de mascarillas en el gobierno no es algo nuevo, de hecho, en la Casa Blanca casi nadie se las coloca y el vicepresidente Mike Pence llegó a acudir a una clínica de Minnesota sin esta protección.
Aunque algunos expertos han aclarado que el uso de mascarillas no impide que una persona pueda contagiarse con el coronavirus, es una medida de protección que ha demostrado tener relativa efectividad.