El dramaturgo y activista cubano Yunior García Aguilera, coordinador del grupo Archipiélago y principal promotor de la Marcha Cívica por el Cambio del 15N, concedió una entrevista a la cadena BBC, donde señaló que sueña con una Cuba libre con un Estado de Derecho.
García relató a este medio, que desde el principio la dictadura comenzó a mostrar su rechazo a la realización de la Marcha del 15N: “Nos negaron el permiso y, al nosotros mantenernos firmes en el reclamo del reconocimiento del derecho a la marcha, que es un derecho humano y constitucional, fue que se agravó esta campaña en nuestra contra”.
Ante la pregunta de si coincide con el señalamiento hecho por los medios oficialistas de que él busca un cambio de sistema, respondió: “Yo no creo que sea legítimo que un solo ser humano pueda cambiar el sistema de un país, como ya pasó aquí. Creo que eso tiene que ser una decisión soberana del pueblo. Es decir, son los pueblos los que tienen el derecho legítimo de cambiar la realidad concreta de su nación”.
“Yo soy revolucionario en el sentido real de la palabra. Así que, por supuesto, quiero cambiar mi realidad. Y eso implica darle el poder a la gente, que la gente, sin exclusiones, pueda cambiar su realidad. Por lo que yo lucho no es por imponer lo que yo creo que va a ser el mejor país para todos. Yo quiero que la gente tenga la posibilidad de decidir cuál es el mejor país para Yunior”, añadió.
De igual manera, comentó cómo debería ser la Cuba que él sueña: “Es la Cuba de una libertad consensuada, un Estado de Derecho donde se respete realmente la legalidad y no se interprete la ley en favor del poder. Un país donde las libertades no las usurpe un grupo privilegiado”.
“Tiene que ser un país con una democracia participativa, real, donde la gente tenga el poder de transformar su realidad concreta. Tiene que ser un país próspero, donde existan libertades para que la gente pueda crecer económicamente, en prosperidad, sin que se levanten abismos insalvables entre uno y otros”, añadió.
El dramaturgo aclaró que no tiene aspiraciones políticas, y afirmó que ni siquiera en su grupo de teatro ha asumido responsabilidades: “Mi rol en todo esto entonces ha sido siempre el de un artista y el de un intelectual comprometido con su realidad, que no quiere quedarse cómodamente en su sofá, escribiendo obras o diálogos que reflejan indirectamente lo que ocurre”.
Desde el lanzamiento de la convocatoria a la Marcha Cívica por el Cambio, García ha sido objeto por parte de la dictadura, no sólo de una campaña de descrédito en su contra, sino del más burdo hostigamiento y asedio por parte de los esbirros del régimen, con la intención de hacerle desistir en su idea de manifestarse pacíficamente, como exigencia de un cambio significativo en el país y la liberación de los presos políticos injustamente encarcelados.