Pareja de periodista cubano que fue detenido enfrenta a seguroso

El periodista cubano Waldo Fernández Cuenca, quien trabaja para el medio independiente “Diario de Cuba”, fue detenido por asistir a las manifestaciones del 11 de julio, para exigir libertad y el fin de la dictadura comunista.

Su pareja Yanilys Sariego, grabó con su celular el momento en que uno de los esbirros al servicio del régimen opresor, irrumpió su hogar sin una orden de arresto, para detener a Waldo Fernández.

En el video se muestra al seguroso parado en la puerta de la casa de la pareja, sosteniendo un intercambio de palabras con la mujer, quien muestra un dominio total sobre el tema de cómo se debe proceder para efectuar la detención a un ciudadano cubano y le exige al esbirro que le muestre la orden de arresto firmada por un fiscal o por un juez. Este sólo atinó a decirle que se lo llevaba por participar en las protestas del 11 de julio.

Incluso la novia del periodista comenta en el video que el agente le intentó quitar su celular mientras lo filmaba.

Por su parte, el periodista José Raúl Gallego escribió en Facebook: “Denuncia la colega Yanilys Sariego que este represor de la Seguridad del Estado y un policía se acaban de llevar detenido al periodista Waldo Fernández. Intentaron arrebatarle el teléfono para que no pudiera grabar. También desde Cárdenas, el activista Eduardo Pacheco denuncia que tienen rodeada su casa, agentes de la Seguridad. Así amanece el 24 de julio en Cuba”.

José Raúl Gallego compartió otra publicación con el video mencionado previamente, y añadió un comentario: “Video del agente de la Seguridad del Estado que se llevó detenido al colega Waldo Fernández e intentó arrebatarle el teléfono a Yanilys Sariego”.

Entre tanto, el reguetonero “El Úniko” denunció: “Yanilys Sariego, pareja del periodista, pide explicaciones al agente que le da un manotazo al teléfono para impedir que filme”.

Afortunadamente después de estos sucesos, el periodista anunció que ya se encontraba de regreso en su casa: “Ya estoy en casa. Gracias a todos por la preocupación. Luego cuento los detalles”.

También, publicó el siguiente mensaje: “En detenciones anteriores el represor se la había visto fácil. Venían a mi casa y me decían que deseaban conversar conmigo y que debía acompañarlos a la estación policial. Aunque sé que el procedimiento es ilegal y arbitrario no me resistía. Esta vez tampoco pensaba hacerlo, pero mi novia se enfrentó al represor de una manera que me sorprendió por su osadía y valentía. Por vez primera me esposaron en la calle, delante de mis vecinos, me apretaron las esposas muy fuertes sin necesidad alguna. “Es el procedimiento” me decía el policía cuando le reclamé el por qué de esposarme.

Una vez llegué a la estación policial de Aguilera siempre sucede lo mismo, la espera de un local para el interrogatorio de marras. Cuando finalmente apareció el local, los segurosos me dijeron que sabían que había participado en las protestas y que en Cuba no había ninguna ley de manifestación que aprobara eso. El agente Jonathan estaba muy preocupado por la filmación de mi novia. No era para menos, lo había tomado de sorpresa y se vio expuesto como nunca imaginó. 

El otro agente en la conversación me recalcó en varias ocasiones que ellos son “mayoría”. Y que lo sucedido el día 11J no acabaría con la “Revolución”.

Me amenazaron con procesarme por “desorden público” si iba a otras concentraciones o protestas y que por ahora me impondrían una multa de 2 mil pesos por violar las medidas sanitarias del COVID-19, solo por haber asistido a las protestas del 11J.

También por vez primera la misma patrulla y el mismo policía me trajo hasta mi casa de vuelta, el seguroso una vez estaba yo montado en el auto patrullero al ver las fuertes marcas de las esposas me pidió disculpas, y me dijo que el fin de semana estaría “caliente” y que lo “recomendable” era que no me moviera.

Al final en mi silencio le hice un gesto con el brazo de que no aguantaba tanta hipocresía burda. De regreso me puse a conversar con el policía, este sabía que era periodista y le reiteré que no había necesidad de esposarme, él me dijo que cumplía órdenes y yo le dije: “hay órdenes muy injustas”, y al bajarme le dije “pase buen día” y llegué a casa.

Los abrazos a mi pareja y el agradecimiento de todos aquellos que denunciaron mi detención, los guardaré por siempre en mi memoria. Ahora toca seguir haciendo periodismo”.