El estadounidense de 57 años de edad, David Bennett, que recibió el primer trasplante de corazón de cerdo modificado genéticamente, falleció en horas de la tarde del pasado martes.
De acuerdo con el reporte de varios medios, su deceso tuvo lugar en el Centro Médico de la Universidad de Maryland, el mismo lugar donde el pasado 7 de enero le fue realizada la compleja intervención quirúrgica para el trasplante.
Los médicos no ofrecieron una causa exacta de su muerte, solo precisaron que su estado de salud comenzó a deteriorarse hace varios días.
El doctor Bartley P. Griffith, cirujano al frente del equipo que realizó el trasplante, lamentó la muerte de su paciente: “Estamos devastados por la pérdida del señor Bennett. Demostró ser un paciente valiente y noble que luchó hasta el final. Expresamos nuestras más sinceras condolencias a su familia. Al señor Bennett lo conocieron millones de personas en todo el mundo por su coraje y firme voluntad de vivir”.
David Bennett, Sr., the first person to receive a genetically modified pig’s heart, passed away on March 8. Mr. Bennett lived for two months following the surgery. We extend our sincerest condolences to his family. https://t.co/E483WupodG pic.twitter.com/WJvtjTjnAq
— Univ. of Maryland Medical Center (@UMMC) March 9, 2022
Por su parte, la familia de Bennett emitió un comunicado a través del hospital, que fue firmado por su hijo David Bennett Junior en el que señalaron: “Estamos agradecidos por cada momento de innovación, cada sueño loco, cada noche en vela que se destinó a este esfuerzo histórico”.
“Hasta el final mi padre quiso seguir luchando para preservar su vida y pasar más tiempo con su familia. Pudimos pasar unas semanas preciosas juntos, conforme se recuperaba de la operación de trasplante, semanas que no habríamos tenido sin este esfuerzo milagroso. Esperamos que esta historia pueda ser el principio de la esperanza y no el final”, agregaron.
Bennett presentó una enfermedad cardiaca terminal y debió afrontar su única opción de supervivencia. Antes de la operación, su vida estuvo al borde del abismo al permanecer postrado en una cama durante seis semanas, conectado a una máquina que lo mantuvo vivo, luego de que le diagnosticaran la enfermedad.