La cubana Bárbara Rosabal Fernández, denuncia que la muerte de su hijo en la cárcel del Combinado del Este en La Habana, “no fue un suicidio, sino que a su hijo lo mataron”.
En un video concedido a CubaNet, esta madre del joven Joaquín Martínez, cuenta lo sucedido con el recluso, mientras pide justicia. Martínez cumplía su condena en la cárcel de Güines, provincia de Mayabeque, para pacientes de VIH y en octubre de 2019, tras ser diagnosticado con tuberculosis lo trasladaron al Hospital Nacional de Reclusos, en el Combinado del Este, en La Habana, donde posteriormente falleció.
Rosabal Fernández, alega que en sus últimas visitas a su hijo, este parecía decaído y preocupado, pues al parecer lo acusaban de posesión de pastillas, por lo que lo habrían aislado.
“Ofrecimos los nombres de quienes le pusieron las pastillas entre sus pertenencias, pero nunca fueron investigados, ni siquiera por las amenazas de muerte que nos hicieron” dijo Bárbara en su denuncia, la mujer incluso intentó hablar con el encargado del orden interno del hospital, un militar con grado de teniente coronel.
“Cuando fui hablar con el teniente coronel Juan Carlos, sobre la situación en la que se encontraba mi hijo, ni siquiera respondió al saludo. No me miró (…). Le rogué que lo vigilaran porque estaba deprimido y había atentado contra su vida. Le pedí que le quitaran todo con lo que pudiera hacerse daño, (hasta) la ropa si era necesario. Ellos eran los responsables de la vida de mi hijo”, expresó.
Cuando le dieron la noticia de la muerte de su hijo Joaquín el 16 de diciembre, le dijeron que él se había suicidado al ahorcarse con una sábana, sin embargo, Bárbara asegura que, tras revisar el cadáver un día después de su muerte, este presentaba hematomas en la espalda y las manos, según ella, símbolo de que lo agredieron. Sumado a esto, Bárbara dice que dos enfermeras del hospital, dijeron haber escuchado los gritos de Joaquín pidiendo auxilio, en el momento de su muerte.
“Murió en la mañana, pero no me llamaron hasta la noche, y me entregaron el cuerpo al día siguiente en la funeraria (…). Cuando vestía el cadáver me di cuenta de los moretones que tenía en la espalda y las manos; además la marca del cuello no parece hecha por una sábana….Ellas oyeron a mi hijo gritar que lo estaban ahorcando; algo pasó esa noche que ellos ocultan. Hasta que no se investigue el cadáver, yo afirmaré que a mi hijo le cayeron a golpes y lo mataron. Esa marca del cuello se la hicieron después de muerto, durante todo ese día que tuvieron el cadáver retenido sin justificación. Si no fue así por qué no hacen la exhumación y me dicen ya de qué murió. Eso no me deja tranquila; lloro a mi hijo todos los días”, concluyó afirmando que continuará exigiendo justicia.
Para esta madre, la muerte de su hijo no está clara, incluso pidió exhumación del cuerpo para que lo examinaran con Medicina Legal y poder hallar la causa de muerte de Joaquín, sin embargo, sus súplicas de justicia, han quedado en el olvido.