Un recluso en el estado de Texas fue ejecutado por medio de la inyección letal luego de casi 22 años aguardando la pena capital por los delitos cometidos. Se trata de un hombre que asesinó a su tía abuela en el año 1999, al propinarle con un bate golpes mortales y luego robarle 30 dólares para comprar drogas.
Quintin Jones, responsable por arrebatarle la vida a Berthena Bryant de 83 años, fue sentenciado a muerte y finalmente ejecutado, pese a que la familia de la víctima rogó que se le perdonara la vida pues no recuperarían a la anciana que había sido asesinada por Quintin.
“Debido a que estaba tan cerca de Bert, su muerte me dolió mucho. Aun así, Dios es misericordioso. Quintin no puede traerla de vuelta. No puedo traerla de vuelta. Le escribo esto para pedirle que por favor perdone la vida de Quintin”, fue parte de la carta petitoria de algunos de los familiares de Quintin, la cual fue denegada.
Los votos fueron 7 a 0 en el caso de la precitada petición. Greg Abbott, gobernador con jurisdicción al caso estuvo en contra de la misma, algo que era esperado pues solo a otorgado un indulto desde el año 2015, a un prisionero que había sido condenado a pena de muerte.
Quintin Jones, a sus 41 años de edad, solicitó que su pena fuera cambiada por la de cadena perpetua, alegando que en la actualidad no era el mismo y que todo el tiempo en prisión le había hecho arrepentirse y reflexionar de sus agravios, pero fue igualmente denegada su petición.
“Maté a alguien hace 20 años, pero yo no soy como esa persona. Me convertí en un hombre en el corredor de la muerte”, dijo Jones desde la prisión de Huntsville.
