En los últimos días el gobierno de Nueva Zelanda asombró al mundo al anunciar que habían ganado la batalla al coronavirus, sin embargo, todavía muchas personas no comprenden cómo lograron detener la propagación de esta pandemia que afecta a casi todos los países.
Jacinda Ardern, primera ministra de este país europeo anunció que ya no se estaban registrando contagios comunitarios y que iban a bajar el nivel de alerta, pero respetando algunas medidas de protección.
“No hay transmisión comunitaria generalizada detectada en Nueva Zelanda. Hemos ganado esa batalla. Pero debemos permanecer vigilantes si queremos mantenerlo así”, declaró la gobernante.
Sin embargo, qué estrategia ha seguido Nueva Zelanda, por qué este país ha podido contener una enfermedad que presenta una elevada tasa de contagios y que se ha extendido a prácticamente todas las naciones del planeta.
En primer lugar, se debe aclarar que el coronavirus ha desaparecido por completo de Nueva Zelanda, Ardern hizo este anuncio porque pasaron siete días seguidos donde los nuevos contagios no pasaron de diez, de ahí que puedan afirmar que la situación está bastante controlada.
La estrategia fundamental de Nueva Zelanda fue la de eliminación y no la de mitigación, o sea impusieron medidas estrictas cuando se reportaron los primeros casos de coronavirus, contrario a lo que hicieron países como China, España, Italia o Estados Unidos, que endurecieron las restricciones a medida que avanzaba la enfermedad.
En Nueva Zelanda se impuso una férrea cuarentena y se decretó el cierre de fronteras desde mediados de marzo, lo que posibilitó controlar la propagación y atender los casos que aparecían y responder mejor ante la situación de emergencia.
La geografía ayudó mucho a contener la enfermedad, pues permitió al gobierno monitorear la entrada y salida de personas de la isla y establecer estrategias de comunicación para concientizar a la población sobre la importancia de mantener el aislamiento.
Por último, las autoridades de Nueva Zelanda, aplicaron alrededor de ocho mil pruebas diarias de coronavirus y atendiendo a que se trata de un país de poco más de cinco millones de habitantes, consiguieron tener una escala real de la magnitud del contagio.