La anciana cubana Esther García García, quien llegó a Estados Unidos el pasado 5 de junio con 85 años de edad, luego de una larga travesía desde Nicaragua, aseguró que no dudaría en realizar nuevamente el arriesgado trayecto si tuviera que hacerlo, aunque reconoce que fueron momentos difíciles.
García, que presenta varios problemas de salud, ofreció su testimonio al canal Telemundo 51. “Tengo una artrosis severa en la rodilla, cuatro quistes y un bastón”, declaró la anciana, quien llegó a Managua, la capital nicaragüense el 18 de mayo, decidida a realizar un recorrido de más de 2 mil millas hasta la frontera entre México y Estados Unidos.
“Estuve por carreteras, entre montañas, en Guatemala, Honduras y Nicaragua; entre precipicios por ambos lados. Mucho riesgo por donde quiera. Todos los días era un susto distinto, un riesgo, un nerviosismo todos los días de Dios”, relató García.
La anciana cruzó las peligrosas aguas del Río Bravo el 5 de junio, y después de ser liberada por la Patrulla Fronteriza, logró reunirse con su familia, integrada por 3 hijos, 4 nietos y 4 bisnietos, con los que celebró su cumpleaños 86.
García asegura que se jugó la vida para reunirse con ellos: “La embajada está abriendo ahora. Yo no tengo tiempo de esperar ni cuatro ni seis años que me toque el turno. No tengo tiempo”.
Finalmente, mostró su gratitud a esas personas de buena voluntad que la ayudaron durante su difícil trayecto hacia tierras de libertad: “Les agradezco enormemente a todos los que me ayudaron, incluso, los que me ayudaron a pasar el río, yo no los conocía, sino que los vi un rato nada más, pero no sabía su nombre. Si me vieran por aquí, quisiera agradecerles”.