La historia de Deivy Alemán Oropesa, un padre cubano que el pasado 14 de septiembre tuvo que regresar a la isla tras recibir una orden de salida voluntaria del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), ha conmovido a muchos.
Desde entonces enfrenta uno de los momentos más difíciles de su vida: la separación de su esposa Yisel Miguel Sarduy y de su pequeña hija Keira, quien aún no entiende por qué su papá ya no está a su lado.
En un tierno video compartido en Facebook, la niña aparece almorzando mientras conversa con su padre por videollamada. Con la inocencia que solo un niño puede mostrar, le cuenta lo que hizo en la mañana y, en otro momento, incluso le intenta dar comida a través de la pantalla, como si él estuviera sentado junto a ella en la mesa.
“Nunca permitiremos que la distancia nos quite estos momentos”, escribió Yisel junto a la grabación que rápidamente generó muestras de apoyo y solidaridad.
Los internautas reaccionaron al emotivo video: “Qué triste separarla de su papito. Dios va a permitir que vuelvan a estar juntos para siempre”… “Por Dios, me parte el alma eso, qué tristeza. Dios ponga su mano en esta situación”… “Dios ponga su mano y que ese padre esté pronto con esa bebé bella. El tiempo de Dios es perfecto”… “Qué bella, Dios quiera que pronto estén juntos. Bendiciones”… “Qué belleza, qué amor tan puro y verdadero. Bendiciones para esta familia que nos tiene el corazón destrozado por esta separación”.
Desde la casa de sus padres en Palmira, Cienfuegos, Deivy habló con el periodista Alexis Boentes y confesó con voz entrecortada: “Estar lejos de mi hija y de mi esposa en estos momentos, y dejarla desamparada, como quien dice… es bien duro, bien difícil de verdad”.
A pesar del dolor, mantiene la esperanza de volver a reunirse con ellas: “Yo tengo la esperanza, y mi esposa también, de que pueda reunirme con ella pronto. Y ahí estamos, luchando y haciendo las cosas como tienen que ser para tratar de reunirnos otra vez”.
Deivy Alemán Oropesa, quien había vivido en Estados Unidos durante 7 años bajo una orden de deportación, era el único sostén económico de su familia. Su esposa, Yisel, se dedica al cuidado de su hija, quien padece una delicada condición de salud.
Ahora, mientras la petición I-130 presentada ante USCIS sigue en trámite, Deivy pide a congresistas y autoridades migratorias que lo ayuden a acelerar el proceso de reunificación familiar. “Éramos una familia bien unida, y ahora vernos así tan distantes me preocupa de verdad. Tengo miedo de que la niña tenga una recaída, porque está muy estresada, está llorando y esperando como si yo viniera del trabajo”, expresó.