El padre cubano Deivy Alemán Oropesa, quien tuvo que regresar a la isla el pasado 14 de septiembre tras recibir una orden de salida voluntaria del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), envió sus primeras palabras desde Cuba en un video que compartió con los periodistas Javier Díaz y Alexis Boentes.
“Les estoy haciendo este video desde Cuba para decirles que estoy viviendo los momentos más difíciles de mi vida. Ya son tres días separado de mi niña, sin poder abrazarla, sin poder apoyarla. Nosotros íbamos juntos prácticamente a todo: a las tiendas, a todas las consultas que ella tenía. Íbamos la madre y yo con ella, juntos siempre”, expresó.
“Desde aquí no puedo hacer nada por ella, no tengo forma de poder ayudarla. Pues nada, me siento como con las manos amarradas. Solo le pido la ayuda de algún congresista. A las autoridades que me puedan ayudar y poder adelantar mi caso con la I-130, la petición que me puso mi esposa, y poder estar allá lo antes posible con ellas y apoyarlas en todo como antes, porque éramos una familia bien unida, y ahora vernos así tan distantes me preocupa de verdad y me da miedo que la niña tenga una recaída, porque está muy estresada, está llorando, esperando como que yo venga del trabajo, y ella siempre venía a darme un abrazo”, añadió.
“Necesito el apoyo de las autoridades, que me ayuden los congresistas, senadores. Le doy las gracias a todos los periodistas que me han apoyado, y a algunas amistades de mi infancia del pueblo en que yo vivo, que se han portado muy bien conmigo y con mi familia, y estoy muy agradecido de ellos”, señaló.
“Pero sí necesito que las autoridades me ayuden y se pueda adelantar esa I-130 para agilizar el proceso y poder estar con ella nuevamente antes de su próxima cirugía”, pidió Alemán Oropesa.
Este padre cubano cruzó la frontera de manera ilegal hace7 años y desde entonces ha vivido en Estados Unidos bajo una orden de deportación. Hace apenas unos días, durante una cita con ICE, le colocaron un grillete electrónico y le ordenaron presentarse el 8 de septiembre con un boleto de avión para abandonar el país de forma voluntaria. De lo contrario, sería enviado a un centro de detención y deportado.
Deivy tuvo que dejar atrás a su esposa, Yisel, y a su hija menor, Keira, de apenas dos años, quien enfrenta una condición de salud delicada. Alemán era además el único sostén económico del hogar, mientras su esposa se dedicaba por completo al cuidado de la pequeña.
Las imágenes de su despedida en el Aeropuerto Internacional de Miami muestran al padre llorando mientras se abraza con su esposa, la hija mayor de ella y la pequeña Keira, antes de cruzar el punto de seguridad.
Este caso ha conmovido a muchas personas, quienes solicitan a las autoridades una excepción para este padre que solo desea reunirse con su familia y acompañar a su hija en el difícil proceso de salud que enfrenta.