Fallece madre del preso político Ramón Pérez Conde

Ana María Conde Alemán, madre del preso político Ramón (Moncho) Pérez Conde, falleció el pasado domingo 10 de julio a los 82 años de edad, a causa de un infarto, según el reporte de la plataforma independiente CubaNet.

Conde Alemán murió tres días después de visitar a su hijo en la prisión de Valle Grande, donde cumple una injusta condena de 12 años de privación de libertad, acusado del presunto delito de “propaganda enemiga”, por el simple hecho de sonar cazuelas exigiendo la libertad de los presos políticos.

La dictadura permitió a Moncho acudir al funeral de su madre en la funeraria de la Calzada de Güines, y fue custodiado por uniformados y esposado.

Su hermano Guillermo Duharte Conde, declaró a CubaNet que Moncho solo permaneció en el lugar alrededor de 40 minutos, porque en cuanto comenzaron a sonar los celulares de las personas que acudieron al funeral, fue devuelto a la prisión.

Elianne Martínez, coordinadora del movimiento Embajada Cívica Cubana, del cual forma parte Moncho, declaró a la citada fuente sobre el deceso de Ana María: “Se mantuvo hasta el último momento firme contra la dictadura, exigiendo la liberación de su hijo y denunciando todas las barbaridades que se cometen con todos los presos políticos. Ana María no fue nunca una madre a la que le tambaleara el equilibrio ni le temblara la garganta para expresar todo lo que ella expresaba. Mujer firme y admirable”.

Por su parte, el opositor Fabio Corchado Borroto, compartió un emotivo mensaje en sus redes sociales que es reproducido íntegramente a continuación:

“Sobre las 9 p.m. falleció Ana María Conde, madre del patriota y hermano Ramón Pérez Conde, ‘Moncho’. Ana María, a la que tuve el gusto de conocer, de querer y ser querido por ella, fue de las madres más valientes con las que he coincidido. Frontal como pocas en la lucha contra la dictadura y en la defensa de su hijo Monchito, como ella le decía. Ana era como un purasangre desbocado cuando le ponían una cámara delante.

Mujer de baja estatura, aparentemente frágil, pero que pese a eso y a sus 82 años, poseía una fuerza al hablar que sorprendía. Tal vez esa fuerza la traía en el ADN, gracias a su ascendencia mambisa, de la cual se enorgullecía.

No había una conversación con ella que no comenzara con ‘Oye ¿Cuándo vienes por aquí? ¿Viste cómo está esto? ¡Ahora sí yo estoy segura de que se cae!’. Amaba a su hijo y no escondía su predilección por él. No había visita en que no soltara una lágrima cuando hablábamos de su ‘niñito’, como le decía.

Ana sufrió mucho los últimos meses de vida. Sufría por Moncho. Sufría por Cuba, los cubanos y el destino de esta isla. Sus días finales en la tierra fueron una total agonía. A pocas personas les he visto el desprecio por el régimen tan marcado en el rostro como a ‘la viejuca’, como yo le decía. 

No era la típica abuelita dulce de cabello blanco, no. Era dura, firme y de carácter fuerte. Una verdadera tortura para los órganos represivos. Les decía hasta alma mía, sin miedo, sosteniéndoles la mirada y con el tono más bélico que pudiera. 

Ana se fue sin ver sus sueños cumplidos. Se fue sin saborear una porción de justicia. Los 12 injustos años de sanción impuestos por el régimen a su hijo, por el único delito de sonar una cazuela pidiendo libertad para los presos políticos, la atormentaron sus últimos meses. Las lágrimas de ‘la viejuca’ y su constante sufrir, serán otra vergüenza con la que cargará la dictadura.

Moncho se despidió de su madre besándola repetida e incansablemente sin soltar una lágrima. No podía darse el lujo de agotar energías. Está plantado en huelga de hambre desde el día 7. Sabía que su madre iba a morir cuando comenzara su período de inanición. Al menos lo presentía y así me lo hizo saber 24 horas antes de plantarse. 

Solo le dieron derecho a unos escasos 40 minutos para despedirse de Ana, bajo la celosa supervisión de un número desproporcionado de guardias. Cuando se lo llevaban de regreso a la prisión de Valle Grande, alcanzó a abrazar a su hermano y decirle ‘Ponte fuerte que esto solo empieza. ¡Ahora es cuando es!’.

Vete en paz viejuca. Desde donde estés, sé que seguirás dando la guerra por Cuba y por tu ‘Monchito’”.

Desde nuestra redacción lleguen a sus familiares y seres queridos las más sinceras condolencias. Descansa en paz Ana María Conde Alemán.