El canal UniVista TV a través de su programa “La Camionada”, cuyos protagonistas son camioneros, mostró el testimonio del cubano Alberto Pérez, quien sufrió un accidente de trabajo en Nueva York.
Según precisa Pérez, se encontraba en Nueva York cargando nueve carros que serían trasladados hacia la Florida. Cuando se dispuso a bajarse del equipo de carga para cargar un segundo vehículo, cayó desde una altura aproximada de 12 pies.
“Estuve como 5 minutos sin conocimiento. Mi cuñado y otro amigo que estaba allí, me recogieron y me auxiliaron, dijeron que estaba convulsionando. Después llegó la ambulancia, mi cuñado pensó que yo me había matado, porque tenía la cabeza abierta completamente. Él la cubrió (la cabeza) con un pulover o una toalla, para detener el sangramiento mientras llegaba la ambulancia”, explicó.
Su esposa relata que su hermano la llamó para comunicarle que a Alberto le iban a suturar la cabeza, producto de la caída desde el camión. Inmediatamente contactó a un amigo de la familia y partieron hacia Nueva York, donde ni le ofrecieron información clara sobre el estado de salud de su esposo.
“El día de la operación, nunca me llamaron para decirme nada, fue el 31 de diciembre que le operaron las dos manos. Estuve desde las 11 de la mañana en el hospital, porque me dijeron que para poder entrar tenía que ser por Emergencia, donde estaba lleno de casos de COVID”, relata la esposa.
“A las 3:00 de la tarde salió una señora que trabajaba en el hospital y le expliqué lo que me estaba pasando. Ella muy asustada me quiso ayudar, y llamó para decir ‘aquí hay una señora que a su marido lo están operando, y nadie le ha dicho nada, déjenme subirla, yo la escolto hacia arriba” y nada”, agregó.
Según declara la mujer, un amigo de la señora, que trabajaba en el salón de operaciones, le dijo que la cirugía de las manos de su esposo hacía sido buena, pero no le podía hablar de su estado de salud en general, porque él no tenía conocimiento al respecto.
Señala la señora que las condiciones sanitarias del hospital eran horribles: “Todas las heridas estaban sucias e infectadas, inflamadas (…) Allí no hubo humanismo de ningún tipo”.
Por su parte, el camionero explicó que en la sala había una enfermera venezolana, a quien le solicitó ayuda para ir al baño a realizar sus necesidades fisiológicas, y siempre le respondía que estaba ocupada y no lo podía ayudar, por lo que hizo sus necesidades en su cama, al no poder evitarlas.
“Estaba sentada en el buró con su celular, hablando y riéndose con alguien fuera del trabajo, y yo en las condiciones que estaba y no me ayudaba. Tenía que orinarme. El agua para tomar la cogía en un vaso y como no tenía fuerza en las manos, se me viraba encima”, añadió.
“Por eso cuando me dijeron que esperara al lunes o el martes a un terapista, yo le dije que no. Entonces me dijeron que podía firmar e irme. Ahí como pude firmé”, explicó.
Finalmente, aseguró entre lágrimas: “Era inhumano estar allí en la situación que yo estaba, y yo tenía muchas ganas de ver a mi mujer para que me sacara de ese lugar”.