El periodista independiente cubano Henry Constantín, director de la plataforma independiente La Hora de Cuba, denunció la multa de 3 mil pesos que le fue impuesta por un inspector en su provincia de Camagüey, debido a sus publicaciones en redes sociales.
A través de su cuenta de Facebook, el periodista compartió su denuncia, la cual es reproducida íntegramente a continuación:
“3000 pesos de multa me ha puesto un inspector de ETECSA, Román Molina, hoy después de mostrarme unas publicaciones mías en mi propio perfil de Facebook. Aquí la descripción del encuentro, que no tomó más de 15 minutos:
Molina es un hombre de pelo muy corto a los costados de la nuca calva, blanco, de unos 45 años, como 1,76 metros de alto y algo corpulento, con ojos ligeramente claros y barba corta asomando por debajo de la mascarilla verde, de las que parecen de hospital. En el momento de la citación, como verán, se negó a decirme su nombre, pero unos amigos lo han descubierto con facilidad por su perfil de Facebook, donde comparte posts de remesas a Cuba y todo. Con las redes no se puede.
Un uniforme gris claro, con el letrero de inspector, sin otra identificación visible es lo que lucía Román Molina. Y una divertida carterita colgándole del lado derecho, donde llevaba su talonario de multas y lapicero.
INSPECTOR: Buenos días.
YO: ¿Cuál es su nombre?
INSPECTOR: Eso no hace falta aquí. Buenos días. Fíjese que ya le he dado los buenos días, y usted no me los ha respondido.
YO: Hasta ahora no son buenos. Cuando salga de aquí, valoraré si se los doy, dependiendo de lo que suceda.
INSPECTOR (decidiéndose): Bueno, vamos. (A la custodio del pasillo): Él va a entrar conmigo.
Caminamos unos pasos por el pasillo, hasta la primera puerta a la izquierda, y de ahí, en un salón, entramos a la primera oficina, otra vez, de la izquierda. Ni que fuera premeditado. Oficina de dos metros por dos metros. Dos sofás frente a un buró. Otro sofá a la izquierda, en él se sienta el inspector, con los derechos de los clientes de ETECSA a su espalda –muy simbólico-, porque la oficina es la de la Atención a la Población. Al lado de la laptop hay un papel en el que al final, antes de irme, veo que están escritos mis datos de contacto.
INSPECTOR: ¿Dejó su teléfono afuera?
YO: Ni lo traje.
INSPECTOR: Buenos días. Fíjese que se los he dado.
YO: Ya le dije que hasta ahora no lo son y tampoco se los doy a una persona que no se atreve a identificarse, que yo no sé quién es. Usted se ve con mucho miedo. Eso de ir a mi casa ayer con todo el disfraz de gafas y etcétera, y negarse a dar su nombre a mi novia.
INSPECTOR: Yo no tengo ningún miedo.
YO: Sí lo tiene, si no, me hubiera dicho cómo se llama. Parece mentira que usted tenga miedo, después que me ha hecho venir para hacer algo que, usted lo sabe, es injusto por completo y se lo han ordenado, ni siquiera lo ha descubierto usted por sí mismo. Qué casualidad que sea antes del 15N.
INSPECTOR: Mire, baje la voz, que estas paredes son de… (no entendí el nombre del material) y usted está hablando alto y puede molestar a los demás compañeros. Yo le estoy hablando bajo… (hablando y cayendo).
YO: OK, pero le repito: es una lástima que al final usted tenga que dar la cara y cumplir las órdenes de unas personas que se esconden. Le sugiero que se salga de este trabajo, si no tiene capacidad de cuestionar las instrucciones que le dan sus jefes.
El inspector abre una laptop sobre la mesa. La sesión de usuario que inicia se llama Roman.
INSPECTOR: ¿Esta es su cuenta en Facebook?, dice, mientras me muestra una captura de un post de mi perfil de Facebook.
YO: Sí (decidido y sonriente, por saber ya por dónde venía).
INSPECTOR (en la captura del post que hice contra el Decreto-Ley 35): Aquí usted critica las leyes de nuestro país.
YO: No, yo critico una ley que es un disparate, hecha por personas que quieren poder usar a otras como usted para intentar callar a otras como yo.
(Él se calla y sigue a la próxima captura, en la que critico el Premio Nacional de Historia dado a Raúl Castro).
INSPECTOR: Por ofender a una personalidad de nuestro país, me dice él.
YO: Para mí no es ninguna personalidad. Y, además, si él ofende a los demás, ¿por qué no lo podemos ofender? Raúl Castro es un ciudadano igual que yo y que usted, ¿o no? Venga acá, ¿usted tiene familia fuera de Cuba? (entonces me mira fijo). Seguro que tiene, porque en Cuba todo el mundo tiene familia fuera. Pregúnteles en qué país los funcionarios de una empresa telefónica van a citar y molestar a personas por las cosas que dicen en Facebook de los presidentes, y hasta de la madre de los presidentes. Pregúnteles.
Silencio de Román Molina.
INSPECTOR (mostrándome la captura del post que hice burlándome de los pobrísimos regalos dados por unos funcionarios a un medallista olímpico): Usted critica a los funcionarios cubanos, como yo mismo.
YO: ¿Y dije alguna mentira ahí?
INSPECTOR (pasando a foto en la que apoyo la convocatoria a la marcha del 15N): Aquí usted apoya a una marcha inconstitucional.
YO: ¿Inconstitucional? ¿En qué parte de la Constitución dice que no se puede hacer? Que yo sepa la Constitución dice que es legal la libertad de expresión y de manifestación. El inspector se queda callado. Su silencio habla mucho.
INSPECTOR (pone en pantalla el famoso inciso i del artículo 68 del tristemente célebre Decreto Ley 370, y empieza a leerlo, pero se interrumpe) Bueno, no voy a leérselo completo porque usted ha hablado de esta ley y la conoce.
YO: ¿Entonces le sigue dando temor decirme su nombre?
INSPECTOR: Mi nombre no importa aquí. Además, para qué se lo voy a dar, yo no quiero que después mi nombre esté en boca de la gente.
YO: Ah, ¿porque le preocupa lo que diga la gente? Entonces, ¿Para qué se deja meter en esto?
Silencio de nuevo.
YO (mientras él llena la multa, en un talonario que ha sacado de su bolsito): Es una lástima lo de usted. Todavía los jueces y los tribunales están al servicio de los mismos que lo mandaron a usted y que no se atreven tampoco a dar la cara ni el nombre. Pero eso un día va a cambiar. Y lo que está usted haciendo es un delito. Y Camagüey no es Nueva York: alguien lo identificará con facilidad.
INSPECTOR: ¿Me da su carné de identidad?
Se lo entrego. Él llena la multa, lentamente.
INSPECTOR: ¿Va a firmar?
YO: Claro que no.
Él me da la multa, que sin mirar doblo y guardo en el bolsillo. Me paro.
YO: Bueno, gracias, espero que pueda seguirme viendo por Facebook. Y ¡Patria y Vida!
El inspector se para en silencio y sale detrás de mí de la oficina, hasta el portal de ETECSA. Veo a Neife que está enfrente mirando su teléfono y cruzo la calle hasta ella. Unos pasos después, me tira la foto que viene comparto aquí.
La multa es de 3000 pesos. Es como una medalla o un premio por el que tuviera que pagar. Quiere decir que he sido valiente al arriesgarme cuestionando a personas poderosas, he sido honesto al decir lo que pienso, he sido buen ciudadano al opinar en temas importantes para Cuba, he sido buen cristiano al darle voz o defender a personas perseguidas sin titubear ante los amagos de cruz, y de paso, he sido buen padre al dejarle a mis hijos, y a sus hijos cuando los tengan, al menos esos valores para ayudarlos en el futuro a encontrar dónde afirmar los suyos. Así que los 3000 pesos de multa, amigos, los agradezco. Son, también, un premio. Y el 15N, una emoción que nada puede apagar”.
COBERTURA ESPECIAL #15NEL DECRETO 370 VS. EL #15NHenry ConstantínFoto: Neife Rigau3000 pesos de multa me ha…
Posted by La Hora de Cuba on Friday, November 12, 2021
Los usuarios reaccionaron al mensaje del periodista: “Ve a TV Camagüey y quéjate en toque de clarín a ver qué cara ponen los mal llamados periodistas de ese canal. Por lo menos ver su cara no tiene precio” … “¡Bravo! Ante todo, la conciencia tranquila, algo que les falta a ellos y tienen que recurrir al autoengaño para conciliar el sueño, lo que está mal, está mal y eso ellos lo saben, a cualquier persona con al menos un cuarto de funcionamiento de su cerebro le resultaría totalmente ridículo que se ‘castigue’ a ciudadanos por simplemente decir lo que piensan y en Facebook. Bueno, qué esperar si hasta hablaron de demandar a la plataforma, pobre Zuckerberg” … “¡Qué gracioso el diálogo! Buenísimo lo de preguntarle a un familiar si una compañía de teléfono llama por lo que ponen en Facebook. Y la respuesta de ‘ofender a una personalidad de nuestro país’ está de chupete. Así que unos pueden ofender y otros no, depende del cartelito que tengan. ¡Le zumba el mango!”.