Yurka Rodríguez García, es la madre de la joven manifestante del 11J Yunaiky de la Caridad Linares Rodríguez, a quien el régimen le pide la injusta condena de 17 años de privación de libertad.
Yunaiky de 24 años de edad, aparece en la icónica imagen que se hizo viral en las redes sociales, donde se muestra a dos manifestantes encima de una patrulla de la Policía volcada en una calle habanera. Ella se encontraba al lado y las autoridades señalan que golpeó con un palo la patrulla.
De acuerdo con el medio independiente CubaNet, la madre supo de la condena de su hija a través de Facebook, pues ninguna de las dos ni su abogado habían sido notificados al respecto.
Yunaiky se encuentra recluida en la Prisión Mujeres de Occidente del Guatao, y sobre su primera visita su madre relató: “Mi hijo de 16 años la vio por primera vez después de tres meses y él solo lloraba. Ella lo abrazó fuerte y le dijo: ‘No te rindas, mi hermano, que tú sabes que tu tata es fuerte y va a salir de aquí con la frente muy en alto’”.
Anteriormente la joven estuvo en 100 y Aldabó durante un mes y una semana, le permitieron recibir visitas de su madre una sola vez. “La pude ver a la semana. Me dieron una visita para que viera que no la habían golpeado. Ella me dijo que la tenían a base de inyecciones y dándole pastillas antidepresivas”, denunció Yurka.
La joven fue detenida el 21 de julio en horas de la tarde por dos agentes vestidos de civil y un inspector. “Le dijeron a mi mamá, que es una persona mayor, que solo iban a conversar con ella. Mi hija no opuso resistencia ninguna”, señaló.
Asevera que fue toda una odisea para dar con el paradero de su hija: “Al otro día, a las 7:00 de la mañana, me dirigí a Acosta y me dijeron que no estaba ahí. Me fui a Aguilera y tampoco. Luego a 100 y Aldabó y tampoco. Llamamos al número del día anterior y primero dijeron que ese era un número particular. Mi hermana formó lío y fue cuando nos dijeron que se la habían llevado desde la noche anterior para 100 y Aldabó”.
Denunció que su hija fue engañada: “Le dijeron que se iba para su casa. Ella se lo regaló todo a una colombiana que no tenía nada. Pero resulta ser que la pasaron para El Guatao y estuvo 16 días en pésimas condiciones, viviendo y comiendo de lo que las otras reclusas le podían dar”.
“Mi hija es una niña buena y mira dónde la tienen metida. Eso lo sabe el barrio entero. Ella estudió Elaboración de Alimentos, pasó un curso de Gastronomía en la escuela de Eusebio Leal. Era de la FMC, pero se quitó … Yo no me rindo por mi hija”, agregó.